• ¿Quién se llevó a Felipe? Parte 2

    Mientras el país se lamentaba la catastrófica muerte de la periodista Diana Turbay en el Hospital General horas después de su traslado a Medellín, los Romero Gil se cuestionaban acerca de las extrañas circunstancias en las que Felipe Romero Gil* había pasado de arreglar la tina de su hermana a hacer parte del grupo de secuestradores que desde agosto tenían en su poder al grupo de periodistas.

    Inmediatamente después de que el grupo de hombres sacara a la fuerza a Felipe de la casa de su hermana, su tía María Mercedes* contactó a la familia para comentarles lo sucedido. El testimonio indicaba en un principio que presuntamente integrantes del DAS o del F2 fueron responsables del crimen cometido contra Felipe.

    Las extrañas condiciones en las que se dieron los hechos, la falta de resultados arrojada por las primeras indagaciones en las instituciones anteriormente mencionadas, impulsaron a Marleny Vanegas* esposa de Felipe, a buscar la ayuda de un conocido con contactos en la Cruz Roja.

    La noticia del fallecimiento de la hija del matrimonio Turbay Quintero había generado una nube de tensión en el país que se acentuaba en Medellín, sitio en el que se produjo el deceso de la periodista y abogada. Los noticieros se inundaron con la información del operativo y los pormenores de la noticia que enlutaba al país.

    En varios boletines informativos, fueron dados a conocer los nombres y rostros de los cadáveres encontrados en el lugar del operativo. El parecido físico de uno de los presuntos secuestradores con Felipe Romero, impulsó a la familia de éste a dirigirse a Copacabana dos días después del episodio, sitio en el que se encontraban los cuerpos expuestos como N.N para hacer posible el reconocimiento.

    Un rosario de preguntas

    Mientras la tensión se centraba en el fallecimiento de Diana Turbay y en los errores cometidos por el cuerpo Élite de la Policía Nacional en este operativo, los Romero Gil se preguntaban las razones por las que el cuerpo de su hijo fue hallado en un lugar ubicado a tres horas del sitio de donde fue sacado, a la larga distancia de un lugar a otro se sumaba la pregunta de por qué este hombre había podido acceder a una zona celosamente custodiada a esa hora por los integrantes de la fuerza pública, quienes en ese momento ya conocían la ubicación de los secuestrados y se disponían a llevar a cabo el operativo.

    Felipe estaba muerto, esta era la única certeza que tenía su familia, pero las circunstancias en las que se produjo esta muerte eran tan extrañas e injustas que fue necesario emprender acciones legales para esclarecerlas. En un principio fueron señalados integrantes del grupo Élite de la Policía Nacional como los responsables de la acción. Cuando el caso fue puesto en manos del abogado Javier Villegas Posada, la meta era identificar las razones de la retención de Felipe, las causas de su muerte y encontrar a los culpables de esta dolorosa pérdida.

     

    El proceso

    Los agentes implicados en el caso afirmaron que el deceso de Felipe se dio como consecuencia de un enfrentamiento durante el operativo de rescate de Diana Turbay y su camarógrafo Richard Becerra, adicionalmente se afirmó que Felipe (presunto secuestrador) había atacado a los militares con el fin de impedir el rescate de los rehenes.

    Sin embargo, las investigaciones de balística posteriores al deceso de Felipe arrojaron que el arma que le fue hallada a la hora del levantamiento no se encontraba en condiciones de disparar; según este  informe, dicho aparato no había sido disparado en los últimos ocho días, adicional a esto, las vainillas de bala que fueron encontradas no correspondían con el arma que supuestamente portaba Felipe y con la que, según el testimonio de los policías interrogados, había atacado a los integrantes del cuerpo Élite.

    Estas irregularidades se fueron  sumando al caso por medio del cual la firma de abogados,  buscaba esclarecer la muerte de Felipe; la evidente violación a los derechos humanos aquí cometida es el fundamento principal de un largo proceso que será revelado en la siguiente entrega.

     

    *Los nombres de los personajes han sido reemplazados por asuntos de seguridad y privacidad.

  • ¿Quién se llevó a Felipe? Parte 1

    El 25 de enero de 1991, el país perdía a una gran periodista y la familia Turbay perdía a una hija, hermana y madre. Ese mismo día, la familia Romero Gil* sufría una pérdida similar a la de los Turbay pero con el agravante de que ellos tendrían que limpiar su apellido y luchar contra la difamación y la honra de su pariente.

    El contexto

    Las historias que rondan la época del narcotráfico en nuestro país son tan escabrosas como fantásticas y los testimonios de los sobrevivientes parecen inspirados en pesadillas. La muerte de Diana Turbay producto de un operativo de rescate es quizá, uno de los episodios más representativos de la lucha entre el Cartel de Medellín y el Estado colombiano; la hija del ex presidente Turbay había sido secuestrada por parte del grupo denominado “Los extraditables” para presionar al gobierno e impedir
    la posible extradición de criminales vinculados al narcotráfico con Pablo Escobar a la cabeza.

    Había transcurrido 148 días desde que Diana Turbay y su equipo viajaron al Magdalena Medio para cumplir una cita supuestamente, con el Cura Pérez, un guerrillero español que había atraído la curiosidad de Turbay por sus nulas apariciones en público. El engaño planificado por Pablo Escobar y sus subalternos terminó en el secuestro de Diana Turbay y sus compañeros. Algunos de ellos fueron liberados paulatinamente desde el mes en el que se fraguó el crimen; sin embargo, el 25 de enero de 1991 el grupo Élite de la Policía Nacional llevó a cabo un rescate en la vereda Sabaneta, del municipio de Copacabana, Antioquia que terminó con el desenlace que ya conocemos.

    Junto al cuerpo herido de la periodista de “Hoy por hoy” fueron hallados los cadáveres de tres hombres más, quienes fueron identificados posteriormente como secuestradores. Mientras el país se lamentaba la catastrófica muerte de Diana en el Hospital General de Medellín, horas después de su traslado, los Romero Gil se cuestionaban acerca de las extrañas circunstancias en las que Felipe Romero Gil* había pasado de arreglar la tina de su hermana a hacer parte del grupo de secuestradores que desde agosto tenían en su poder al grupo de periodistas.

    ¿Quién se llevó a Felipe?

    Según los relatos de los familiares, Felipe trabajaba en una empresa de textiles pero su educación como electricista le permitía realizar trabajos extra en su tiempo libre; por esta razón, su hermana le solicitó que le ayudara con la tina de su casa mientras que ella y su esposo salían a hacer algunas diligencias.

    En la casa ubicada en un barrio del municipio de Medellín, solo se encontraban Felipe, María Mercedes Gil, tía del joven trabajador y una empleada recién contratada por Eugenia Romero* para las labores domésticas. Cuando Felipe se encontraba en el segundo piso de la vivienda, un grupo de aproximadamente 15 hombres tocó a la puerta e ingresó agresivamente anunciando la búsqueda de alias “El gordo”, pero cuando la tía de Felipe negó conocer al sujeto en cuestión, aclaró, además, la presencia de su sobrino en la segunda planta del inmueble.

    Los hombres vestidos de civil portaban, según el relato de María Mercedes, armas y unos brazaletes pero no le fue posible identificar sus caras y ni los vehículos en los que se transportaban, debido a que ella y la empleada fueron encerradas en el baño mientras que, al parecer interrogaban a Felipe. Cuando pudieron salir del baño, el grupo de hombres había desaparecido y junto a ellos Felipe. Ese mismo día, el 25 de enero de 1991, el cuerpo de Felipe fue encontrado en la vereda Sabaneta del municipio de Copacabana a kilómetros del sitio del que fue sacado a la fuerza.

    La búsqueda de Felipe desde su retención irregular, marcó el inicio de un rosario de eventos dolorosos en el que abundan las inconsistencias, las respuestas a medias y la extraña participación de agentes del Estado.

    En la segunda parte de esta crónica conoceremos la lucha de la familia Romero Gil, representada por el abogado Javier Villegas Posada, quien ha acompañado a los sobrevivientes de Felipe para que se esclarezcan los detalles de su muerte y se limpie el nombre de un hijo, un padre de familia, un hermano y un ciudadano inocente.